Aunque no lo creas, el ser humano lleva muchos años usando almohadas, siendo el perfecto elemento para aumentar la reparación de nuestro cuerpo al momento de irnos a acostar.
De esta manera, acostarnos con una almohada se ha convertido en un complemento indiscutible para nosotros al momento de preparar nuestra zona de descanso. Siendo que, en conjunto con un colchón ergonómico y/o ortopédico es ideal para nuestro descanso.
En esta oportunidad, te queremos explicar un poco sobre cómo debes de acostarte en una almohada para tener una mayor experiencia de comodidad.
Debido a que el sueño es un aspecto muy importante para el desarrollo de un individuo, así como mantener un estado de ánimo favorable, universidades de todo el mundo como es el caso del colegio de investigación de Optometría de la Universidad Estatal de Nueva York, han realizado distintas investigaciones referentes a este tema y han llegado a concluir que, el dormir sin una almohada puede permite el aumento de la presión intraocular, además de que, acostarse sin este producto puede aumento el riego de osteoartritis en la zona del cuello.
De igual manera, los expertos han comentado que, el dormir sin este componente incita la compresión de las aberturas de la espina dorsal, además de ejercer fricción entre los huesos, y que, al mantener esta presión se llega a provocar que estos huesos se erosiones provocando la aparición de espuelas óseas.
Asimismo, el dormir de espalda sin una almohada, puede inducir la alteración de la curvatura natural de la columna, el caso contrario se desarrolla de igual manera una distorsión.
En resumen, una almohada ayuda a conciliar y tener una mejor calidad de sueño, como también el mejorar la curvatura natural de la columna.
El usar o no este complemento de nuestra zona de descanso, es una decisión personal. Sin embargo, si decidimos aceptar debemos de considerar el volumen que debe de tener, el cual debe de ser adecuada a nuestra fisionomía y posición favorita al momento de irnos a dormir.
En este orden, según la posición para dormir dependerá el volumen de la almohada, es decir.
Dormir de lado: Para estos casos te recomendamos una almohada alta, que el volumen cubra la distancia que existe entre tu cabeza y los hombros. De esta manera, la almohada no debe de quedar ni muy baja, ni muy alta. En los casos de tener una espalda ancha, lo mejor es que la almohada tenga mucho volumen, en el caso contrario se aconseja menos volumen.
Dormir boca arriba: Siendo una de las posiciones más cómodas para dormir, la almohada debe de tener menos volumen, procurando que tu espalda mantenga una curva natural, y que la posición de la cabeza no esté muy elevada.
Dormir boca abajo: Se recomienda una almohada muy delgada, a fin de mantener el cuello, cabeza y espalda con menos presión.
En resumen, las mejores almohadas son aquellas que están compuestas por un material que facilite la adaptación de la curva natural del cuello y la cabeza.
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Autor: Ricardo Sánchez Miñana